La muestra “La guerra al malón”, de Carlos Alonso, puede verse en el Centro Cultural Borges hasta el domingo 25 de marzo. Al ver estas obras de Alonso, es imposible no recordar sus posteriores trabajos sobre la última dictadura militar, en donde la crudeza con que trata el tema de los “milicos” es muy similar, así como la mirada sobre las victimas.
Carlos Alonso realizó entre los años 1962 y 1965 una serie de tintas, acuarelas y collages para ilustrar el libro "La Guerra al Malón" del Comandante Prado, editado por primera vez en 1907. Las ilustraciones del maestro mendocino fueron hechas a pedido de la editorial EUDEBA, y fueron publicadas en 1965.
Esta serie relata episodios de la confrontación entre "milicos" e "indios" y la vida de frontera durante el siglo XIX. Acerca de estas ilustraciones Pedro Orgambide escribió:
“Alonso tuvo acceso al relato de comandante Prado, que ilustró con imágenes que configuran en sí mismas una lectura paralela de ese drama. Así, a través de sus tintas, registra las desventuras y la desmitificación de la guerra de fortines, que impulso la civilización en nuestro país con métodos bárbaros.” (1)
Es interesante detenerse en este punto, ya que al ver estas obras de Alonso es imposible no recordar sus posteriores trabajos sobre la última dictadura militar, en donde la crudeza con que trata el tema de los “milicos” es muy similar, así como la mirada sobre las victimas.
Asimismo, si tenemos en cuenta las fotos documentales de la época (que se incluyen para la exhibición de la serie), vemos que Alonso transforma en obras de artes las mismas escenas, actitudes y sensaciones que transmiten dichas imágenes. En definitiva, las “metáforas” utilizadas por Alonso, son ilustrativas del libro del Comandante Prado, de la época y a la vez parte de su propio discurso. Sin embargo, una parte de las imágenes contiene un dramatismo atemporal, que perfectamente podrían reflejar la violencia política que se vivía en esos años ‘60 en la Argentina.
Desde la mirada artística, Alonso realiza un diálogo con los grandes maestros del pasado, al introducir personajes, situaciones e iconos de la historia del arte en obras como “Malón al malón” y “Una descarga” . En la primera obra aparece la figura de Van Gogh sosteniendo a un indio muerto a manos de los soldados. En este caso la figura del pintor holandés es oscura y de mirada acusante hacia el espectador. Pareciera que Alonso utilizara este personaje, que hace contrapunto con la madre que sostiene a su hijo, para comunicarse con el público. No es casual la elección de la imagen de Van Gogh, ya que es un referente para el artista argentino, y su figura es evocada numerosas veces en su obra.
En “Una descarga”, el paralelismo que aparece con los fusilamientos de Goya es significativo, ya que deshumaniza a los soldados presentándolos como el motor de una “maquina de matar”. Pero a diferencia de “Los fusilamientos del 3 de mayo” de Goya, Alonso muestra a las victimas atadas, y a los victimarios de espalda. El dramatismo de la imagen se agudiza con la distancia entre los personajes.
Estos diálogos con la historia del arte son un recurso muy frecuente en la obra de Alonso, al igual que muchos otros artistas del siglo XX, tal como lo dice Diana Weschler:
”La historia del arte es para Alonso un lugar seguro, allí encuentra un repertorio infinito de materiales –tanto iconográficos como técnicos- con los que trabajar; ellos contribuyen a construir su imagen plástica y a la vez respaldan su propia imagen como artista, convirtiéndose cada uno a su manera, en modelos o contramodelos de su propia representación como artista“.
Pero lo singular de Alonso es cómo los incorpora sin perder su impronta personal. En un diálogo visual que abre distintas interpretaciones sobre la historia del arte, la historia de su país, y la visión atemporal que atraviesa su obra.